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Dante: 5 curiosidades de la mesa del poeta supremo

Cena con Dante (y sus amigos estilnovistas) para festejar sus setecientos años, saciar el hambre por los caprichos y curiosidades culinarias en la mesa de la Edad Media

relata Giovanni Boccace, autor del Decameron y primer biógrafo de Dante, que la Madre Bella soñaba con dar a luz al gran versista cerca de un arroyo de agua cristalina, para verlo alimentarse de bayas de lauro y convertirse en un espléndido pavo real ante sus ojos. El simbólico lauro / pavo real que Boccaccio desea asociar con la corona con la que se coronó a los mejores podría parecer muy irreverente, desde el punto de vista culinario: pues el lauro, aparte de premiar a los ganadores del certami, perfumaba asados ​​y pavos reales. noble, con frecuencia acababa bien cocido en las mesas y después en el estómago de los contemporáneos de Dante, en compañía de grullas, tortugas, anguilas y hasta… ¡grillos!

Así lo prueba uno de los primeros recetarios de la historia, este Liber de Coquina, fruto del furor cultural de la corte angevina de Carlos II. Procuremos sentarnos juntos a la mesa de Dante en casa de su familia en Porta San Piero, antes que el exilio lo lleve lejos de Florencia por siempre, para preparar una buena cena bajo supervisión de su esposa, Gemma Donati mona, imaginando que hay amigos con él, todos escritores y poetas: tal vez el desdeñoso Guido Cavalcanti, su profesor Ser Brunetto Latini, el notario Lapo Gianni, y asimismo su primo paso Bicci Donati, notoriamente buena comida, en tal punto que Dante lo va a meter en el Purgatorio de sibaritas .

Imagínese una comida sin demasiado alboroto, en un contexto de convivencia. Tras todo, Dante fue el primero en propagar el conocimiento de “un banquete para compartir” en el Convivio y ha salpicado sus escritos con metáforas relacionadas con el alimento. Comenzando por tener que comer ese pan extraño que sabe tan “salado”, concedido al “exilio inmerecido” prácticamente por caridad, al tiempo que en Florencia, como las rivalidades con Pisa complicaban la obtención de sal, acostumbraban a comerse es una tontería, o sea, sin sal. Bon appétit entonces con Dante y sus amigos versistas, para recordarlo como un hombre real, en su dimensión humana y familiar y en su horrible y espléndida temporada.

5 curiosidades de la mesa de Dante

1) condimento pasado de moda
Lasaña, macarrones y «ravioles» en la temporada de Dante se servían con mantequilla, queso, condimentas y… ¡azúcar! El tomate todavía no estaba allá. Entonces era descendiente de Guido Cavalcanti, Ippolito, quien escribió una de las primeras recetas de macarrones en salsa en el siglo XIX.

2) Colorido y digestivo
Las salsas eran apreciadísimas en la Edad Media tanto por su sabor, que se suponía que asistía a dar sabor al blando pan florentino y favorecía la primera digestión de carnes y pescados, como por los colores contrastantes (blanco, verde y cobrizo para el pan a base de canela). camelina. y clavo), que terminó transformándose en un factor ornamental en los comedores.

3) La fruta, un genuino aperitivo
Mientras los sirvientes acababan de montar las cantimploras, o sea, los anaqueles de madera sostenidos por caballetes que, cubiertos con manteles, daban la bienvenida a los convidados, se les sirvió fruta y vino dulce a los convidados como refrigerio para «abrir el estómago» y hacer hambrientos. …

4) Cero kilómetros
Dante era dueño de tierras de cultivo a las afueras de Florence y podía poner las frutas y verduras de sus labradores en su mesa. Y asimismo los hongos «del bosque», por los que aun entonces se prestó gran atención al reconocimiento de comibles de peligrosos.

5) Cotta nell’orcio
La «implenda», o sea, la gallina disecada, se preparó de la próxima manera: su piel se puso en una olla alargada de terracota con una abertura suficientemente grande para introducir el relleno. El recipiente cerrado se hirvió en un baño de agua. Cuando llegó el instante de llevarlo a la mesa, ¡hubo que romper el jarro!