Las ensaladas son una manera muy sana, nutritiva y fresca de alimentarse durante los días calurosos del verano. Además hay tantas y tan variadas con vegetales frescos y crudos, legumbres y verduras cocidas y hasta con trozos de fruta, carne, pescado o pollo que se podrán variar sin repetir una. Estas son algunas recetas que vale la pena probar.
Ensalada de legumbres y pasta: plato completo para un picnic de verano
La ensalada de legumbres con pasta y trocitos de pollo es el plato perfecto para un día de paseo a la playa o la montaña. Por otra parte, hay tantas variaciones como gustos y los aderezos pueden ser tan diferentes que cada familia está en la posibilidad de añadir su toque personal.
Lo que hay que vigilar en esta ensalada es el tiempo de cocción para cada legumbre, pues este varía para cada una de ellas. La idea es que queden cocidas, pero firmes. De lo contrario la textura será desagradable.
La ventaja de esta receta es que se pueden usar todas las legumbres que se deseen o las que más gusten a los comensales. La combinación perfecta es patatas, zanahorias, judías, coliflor y brócoli. Todas dan colorido. La pasta es mejor corta como las mariposas o los lacitos.
Todo debe cocinarse por separado y colocarse en una fuente. Si se va a usar pollo, la parte ideal es la pechuga asada a la parrilla y troceada en cubos.
El aderezo que más le va a esta ensalada es mayonesa, queso crema, ciboulette, eneldo fresco y zumo de limón. Esta es la mejor comida para paseos porque es completa, puede comerse a temperatura ambiente y gusta a grandes y chicos.
Ensalada caliente mediterránea
Esta combinación fascinante de vegetales que se consiguen en toda la costa mediterránea tiene sabores perfectos para acompañar carnes o pescados. Se deben cocinar por separado, berenjenas peladas en julianas, bastones de calabacín y palitos de zanahoria.
Hay que tener mucho cuidado con el calabacín y la berenjena, pues al echarlos en agua hirviendo no deben pasar más de 3 o 4 minutos para que queden cocidos y firmes.
Una vez cocidos todos los vegetales hay que verter sobre ellos (aún humeantes) un aderezo preparado con sal, pimienta, ajo, orégano, aceite de oliva y vinagre de vino. Los sabores mediterráneos se refuerzan si se le añade aceitunas negras y alcaparras bebés.
Ensalada fresca de lechugas, nueces y piña
Esta receta es muy fácil de preparar y gusta a todos. Asimismo, su colorido es una invitación a los sentidos y a degustar.
Se necesitarán lechugas mixtas como la romana o española, la iceberg, la batavia, hoja de roble y radicchio, entre otras, tomate picado en julianas, pepino en bastoncitos, cebolla en rodajas, una lata de guisantes y otra de granos de maíz.
La piña puede comprarse fresca y trocear o usar la de lata en dados y quitándole todo el almíbar. Si no se tiene esta fruta tropical a la mano, se puede sustituir por manzana, pera o cubos de melón. La idea es añadir frescura al plato.
Hay que tener mucho cuidado en lavar bien las lechugas y dejarlas un rato en agua con vinagre para asegurar su higiene.
Después se colocan todos los ingredientes en una fuente y se adereza con zumo de limón, aceite de oliva y sal y se le añaden trocitos de nueces. La simpleza de esta ensalada es, justamente, la que encierra su encanto.
Ensalada de col, jamón, queso y pasas
Para hacer este plato hay que tener a la mano col blanca y col morada y picar ambos muy finamente. Tras lavar muy bien la col picada hay que hervir agua y apagar la cacerola y meter dentro las tiritas de este vegetal y dejarlo hasta que pierda su cualidad de crujiente.
En un bol se coloca los dos tipos de col y se añaden trozos de jamón de york, cuadritos del queso preferido (lo aconsejable es alguno madurado) y pasas de uva.
El aderezo para esta ensalada es con mayonesa, mostaza, aceite de oliva, unas gotas de zumo de limón y perejil o cilantro picadito.