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Búsqueda de comida: consejos para evitar hierbas peligrosas

Consejos de especialistas para asistirnos a eludir el peligro de confundir yerbas silvestres comibles con plantas venenosas y sus bayas. Un buen punto de inicio para la busca de comestibles responsable.

La línea obscura entre las yerbas venenosas y comibles, o sea, buenas para comer. Quienes están habituados a recoger yerbas silvestres, en una palabra «forrajeo», como afirmarían los ingleses, saben lo simple que es aguzar la vista y localizar buenas yerbas y frutas para comer en los campos. Mas al tiempo, asimismo sabe que en la busca de estos bellos dones de la naturaleza, no se debe iniciar totalmente ingenuo, mas es útil tener algún conocimiento de botánica, para comenzar a estudiar. O bien mejor todavía, por lo menos las primeras veces, ir acompañado de un guía especialista que nos asista a reconocer las perjudiciales semejanzas de yerbas peligrosas. Pues, como en la recolección de hongos, para los principiantes que procuran comida hay trampas e inclusive pueden ser fatales.

Pedimos consejo para no confundirnos. En Biscotti, geobotánico, especialista en etnobotánica y autor de múltiples textos sobre el tema del patrimonio fitoalimúrgico de Puglia y más allí. Últimamente lanzó Vie erbose, en la que grabó, con Daniele Bonsanto de la Universidad Agrícola de Marche, doscientos seis especies de yerbas silvestres que con el tiempo han formado una parte de la dieta de los labradores, llegando aun a ser parte de los libros de cocina. Al contrario, pocas son las yerbas venenosas que se hallan en nuestras tierras, mas el riesgo real se encuentra en la semejanza con las yerbas comibles.

El peligro, ¿de qué manera reconocerlo?

Desde los albores de los tiempos, afirma el especialista, el hombre se ha enfrentado a lo que los etnólogos han llamado «el problema del omnívoro», o sea, si ese comestible dado era comible o bien no. Peluria o bien columna vertebral estuvieron entre los primeros criterios de elección, como los labradores y los pastores, predecesores de la busca de comestible, se orientaron a lo largo de siglos sobre el comportamiento de los animales: «existía la convención, no siempre y en todo momento bien fundada, de que este que era bueno para los animales eran Hombres «. Entonces, la próxima pregunta que se hizo el hombre fue sobre de qué manera comer las yerbas cosechadas, crudas o bien cocidas.

La relevancia de los lugares

Una cuestión esencial, para Biscotti, es la de donde estas mirando. ¿El sitio más seguro para comer? Donde hay otros cultivos, o bien como afirma el especialista, “la mayoría de las plantas silvestres comibles se hallan en los agroecosistemas. El hecho de que el cultivo se vea interrumpido de manera continua por las operaciones de cultivo evita la proliferación de la mayor parte de las plantas venenosas, al tiempo que las yerbas silvestres comibles como la rúcula, la borraja y la cebolleta son toleradas por los labradores que las cosechan mismos para comerlas ”. Los márgenes de los campos cultivados, viñedos, olivos arboledas: estos son los lugares más seguros para En Biscotti, para lo que el conocimiento de los ambientes de desarrollo es la primera noción básica a tener. En el bosque es menos simple localizar yerbas silvestres comibles como la achicoria y la rúcula, mas «en esta temporada hay por poner un ejemplo los espárragos, que son plantas perennes, o sea que ‘viven múltiples años y medran en entornos donde hay una mayor naturalidad y poca intervención del ser humano ”. Los sitios de plantas tóxicas, en cambio, acostumbran a ser“ entornos ruderales, suburbios urbanos y entornos degradados próximos a los campos ”.

Trampas para inexpertos

Dado que el labrador raras veces falla, hay hierbas venenosas puede ser falso y la busca de comestible es indudablemente una práctica especialista. La cicuta es el primero que le viene a la psique al especialista, por su similar con el perejil, singularmente en su primera fase de desarrollo. «Se semejan desde la distancia, mas el perejil es una planta herbácea que se sostiene baja, al tiempo que la cicuta tiene una estructura que puede llegar aun a los 2 metros». Una vaga semejanza asimismo entre la borraja y mandrágora, aparte de uno de los más peligrosos es el colchico en otoño, que se puede confundir con el azafrán, tanto que no es casualidad que asimismo se le llame azafrán bastardo. Estas 3 plantas pueden matar.

Mantenga a los pequeños distanciados de las bayas

Biscotti advierte que se sostenga distanciado, singularmente de bayas, donde los peligros son muchos, si bien solo sea por contacto, en tanto que el jugo de una baya venenosa desmenuzada que entra en contacto con los ojos puede presentar graves peligros para los ojos. Da el ejemplo de 2 plantas con frutos supuestamente atractivos, mas no comestibles: “él Tamaro, que da unas bonitas bayas, que se semejan a las de la grosella, aparte de engañarlas bacche di solanum, una fruta afín a los tomates cherry, con un color entre colorado y amarillo ”. Con frecuencia estos últimos asimismo se emplean como plantas ornamentales, mas no se aconseja sostenerlos singularmente si hay pequeños en ellos. A esto se le añaden bayas que se semejan a la grosella negra belladona, como los de Dafne, asimismo llamado flor de palo, por el tallo leñoso en el que medra. Peligrosísimo, este último causa burbujas y ampollas aun con el contacto solo y, si se ingiere, puede matar a un pequeño aun con solo dos-tres bayas.

Cerramos la lista de consejos recordándote que siempre y en todo momento es conveniente contactar de forma directa con un especialista para el reconocimiento seguro de hojas, flores o bien frutos cosechados con la intención de eludir consecuencias desapacibles, tanto para las personas para el medioambiente.