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Que es la rappascìola de Santa Lucia

La rappascìola es una alteración de la cuccìa que se prepara en Senise la noche de Santa Lucía. Cuenta la tradición que la santa, paseando por las calles de la urbe a lo largo de su celebración, pisa la torta de trigo, maíz y granada en señal de bendición, para entonces comerla en el desayuno, singularmente por los pequeños.

«La noche del doce de diciembre partimos desde allá Rappascìola en frente de la puerta a fin de que pases Santa Lucía y déjanos una rosquilla que te bendiga, nos lo ha dicho siempre y en toda circunstancia la abuela Rosa y lo proseguimos haciendo ”. Y, ciertamente, en la noche de Santa Lucía, si pasas en frente de la puerta de Pina y todas y cada una de las casas de Senise, puedes ver un desfile de rappascìole que marcan los umbrales benditos de la urbe. Realmente, el misterio de la dulce cucca está tras los pasos de Santa Lucía …

Podemos imaginarnos a la pequeña Pina, con los ojos muy abiertos, cuando, en la mañana del día trece, la abuela Rosa le enseña su rappascìola con la ‘ciamba, la impronta del santo: «este año asimismo voy a ser bendecido y ya listo para desayunar». En verdad, en ciertos hogares se usó la disculpa de la bendición para eludir que los pequeños la comiesen tan pronto como se hizo. Debimos aguardar hasta la mañana de Santa Lucía. Nonna Rosa se tomó dos días para ofrecer prosperidad y luz a su familia y, sobre todo, a su nieta, no podemos perderlo todo por un tanto de impaciencia. El primer día: remojo de trigo y maíz. El segundo día, el hervor lento de los cereales y la preparación. Al tercer día, por último, desayuno bendecido por Santa Lucía. De la abuela Rosa a María Rosa, pasando por Pina, el trece de diciembre es siempre y en toda circunstancia el día de la rappascìola y la bendición de Santa Lucía. De un pie a otro, siempre y en toda circunstancia en movimiento, como el que trae la bendición. Una bendición que se materializa en una cantidad infinita de granos de oro y bermellón: incontables semillas que van cara la obscuridad para entonces resucitar más lumínicas en la primavera. Realmente, no importa si es el camino de la Lucina romana, la Lussi lombarda o bien la Lucía cristiana: es el camino del sol que se sumerge en los días más oscuros para entonces nacer y regresar a medrar. Eso es lo esencial. Es el camino de un espíritu femenino que trae luz y lo hace bendiciendo con su pie una nueva espiga de trigo, una nueva granada, un pequeño. Esta es la manera de saltar.

Santa Lucía

En Senise y en Pina Graziano, la rappascìola siempre y en toda circunstancia ha sido de esta manera, de abuela a abuela, acá está la receta:

Rappascìola, la receta de la abuela

Ingredientes para ocho personas:
500 g de trigo
300 g en maíz
1 granada
200 ml de vincotto
20 nueces 1 taza de café sin azúcar
150 g de azúcar
100 g de chocolate negro
20 nueces sin cáscara

Procedimiento:
Por la tarde, cuando el sol está a puntito de empezar su viaje más obscuro, el trigo y el maíz se empapan. Deje al menos doce horas.
A la mañana siguiente se lavan y se hierven con rebosante agua. Desean tiempos largos y fuego lento.
Da Pina siempre y en toda circunstancia utiliza la piñata cerca de la chimenea encendida.
Después de haber escurrido los granos, y todavía caliente, añadir la taza de café amargo, el vincotto y el azúcar.
Mezclar bien: el azúcar debe disolverse y el vincotto debe agregar todo.
Cuando la rappascìola se haya enfriado, añada la granada, las nueces y el chocolate.
Pina asimismo añade un chorrito de Martini o bien La Strega, mas la abuela Rosa no estaría contentísima con eso.
Y tan manchado de colorado refulgente que se para en frente de la puerta aguardando el pie de Santa Lucía.

La rappascìola es la oferta que se hace a Santa Lucía para percibir su bendición

Un poco receloso, el espíritu masculino asimismo deseaba tener un papel en el progreso de la bendición. Entonces, en Basilicata, si el trigo y el maíz pierden su azúcar, la rappascìola se vuelve rappascìona y es salobre, con la adición de legumbres. La sopa preparada el treinta y uno de diciembre se come al día después, por el hecho de que primero debemos saborearla y darnos la ciambàta San Silvestro. Lo prueba. Ella la bendice. El misterio de la huella de Santa Lucía en la rappascìola proseguirá siendo de esta manera, de abuela a abuela. Federico Valicenti, pensador culinario y chef de Basilicata, dejó una pista para continuar su camino en su “De la mesa lucana al paraíso”: “mi recuerdo está ligado a la olla llena de trigo y miel, dejada cocer de forma lenta en la chimenea. Por la mañana siguiente, en el trigo cocido, quedó una pequeña huella que mi madre hizo a ocultas con los dedos de su mano. Lo descubrí por casualidad una mañana cuando desperté con su estruendo, eché una ojeada y vi que apoyaba 2 dedos sobre el trigo, mas jamás se lo menté a absolutamente nadie. Me alegré, sintiéndome cómplice de su secreto, de opinar lo que afirmaba mi madre, que Santa Lucía bajó de la chimenea, puso sus patitas sobre el maíz en la olla y era un símbolo auspicioso, portador de riquezas. en el hogar y dicha en los hombres. , en consecuencia, debe tomarse en el desayuno ”.

Pina graziano