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Pequeña guía turística gastronómica de la comarca de Biella

Pequeños viajes: empecemos la serie de recuerdos de viaje y consejos de nuestro equipo editorial. Te van a acompañar a lo largo de todo el mes de julio, con muchas sugerencias de lugares para visitar y … ¡para saborear! #EstateItalianaLCI

Hay lugares que te atraen, que te mandan mensajes, que te atraen con su encanto. No sé si son las rocas, el campo imantado, las fuerzas esotéricas (reales o bien presuntas) o bien las raíces familiares, de las que no se puede escapar, mas si por unos meses no vuelvo a la Prealpes de Biella, Siento que me pierdo algo.

Son vales estrechos, que mezclan chistosamente la dureza de la montaña con la sobria elegancia de las casas y chozas de piedra. Se puede respirar el sentido del deber mezclado con el aroma de las rosas y todas las otras flores que afloran de los jardines, la terminación normal de todas y cada una de las casas, así sean casas modestas o bien villas históricas (el enorme arquitecto técnico paisajista Pietro porcinai acá creó ciertos de sus jardines más cautivadores).

Vengo de vacaciones a las colinas de arriba Biella, dentro Valle de Cervo, desde pequeño, en la casa donde nació mi padre y donde se ha reunido mi gran familia a lo largo de siglos. En la mitad de hortensias y todo género de plantas ácidas (en este sentido, el La Valeta de la Burcina en el Oasi Zegna, a lo largo del periodo de floración de azaleas y rododendros) paz y una rebanada de toma del Maccagno jamás falla.

Concia de polenta

El mejor medio de transporte son los pies y pasear de un val a otro trae una enorme satisfacción y un plato de polenta concia (en todas y cada una de las temporadas). Si vas a Oropa a visitar el santuario dedicado a la Virgen Negra (las arcadas son preciosas y muy elegantes y la fuente con los cucharones para tomar agua es indispensable), no puedes parar de pedir una ración: te la servirán con un cucharón, de manera directa del caldero. Sí, la capa superior es toda mantequilla fundida.

Si decides volver de Oropa al val de Cervo sin regresar a bajar por la carretera de donde viniste, puedes atravesar una galería mágica (semeja que el sitio para edificarlo fue indicado por el pintor Giuseppe Maffei merced a una sesión), tallada a mano en la roca a fines del siglo XIX por 2 equipos de canteros que se hallaron a mitad de camino. Justo afuera, puede detenerse en Antica Locanda Rosazza donde puede probar otra versión del mismo modo “ligera” de polenta con gorgonzola y un huevo frito.

El santuario de Oropa

Los viajes a la montaña siempre y en todo momento traen alegría y apetito y te puedo asegurar que difícilmente te defraudó por el hecho de que acá la cocina es fácil, sin lujos, precisa a lo que nuestras rebisabuelas traían a la mesa para la familia o bien en la montaña. pastos para los maridos que pastaban las vacas.

Charcutería, toma, anchoas con valor de la bolsa (la salsa habitual con perejil, ajo, alcaparras, yema y migas remojadas en vinagre), tumine eléctrico (queso fresco con guindilla) … todo esto y considerablemente más se puede localizar en el restorán delHotel Asmara, que da a uno de los más grandes y capaces para la natación (intrépidos bañistas y buceadores retan la helada y la altura) del riachuelo Cervo, y la trattoria La pequeña imagen, conocida por el hecho de que fue la sede del apretón de manos que sancionó una noche a inicios de mil novecientos cuarenta y cinco la Pacto de montaña: empresarios, trabajadores y simpatizantes alcanzan un acuerdo para sostener activas las factorías textiles y prosperar las condiciones de trabajo, aseverando por vez primera en Europa la igualdad de remuneración entre hombres y mujeres.

Hotel Asmase

Aquí la tradición cuenta mucho en todos y cada uno de los aspectos de la vida, incluyendo la cocina (la pegar en meliga en nuestra casa se preparan con la receta de la rebisabuela y uy de probar otra versión), mas en los últimos tiempos asimismo hemos visto nuevas realidades que, manteniéndose ligadas a las raíces locales, procuran sugerir alteraciones. Si pasas por Pollone (punto de inicio de muchas travesías y una de las entradas al Parque Burcina), pasa por Marta Foglio en su Foodopia, un pequeño y cautivador restorán-gastronomía vegetariano.

Me agradaría terminar con un pequeño consejo. Lea la historia de Italo Calvino extracto de la compilación de Fiabe Italiane «La gente de Biella, gente dura» y nos sonreímos afectuosamente a los de la media montaña, como acostumbraba a hacer mi madre cuando, bromeando un tanto sobre mi padre, le recordaba sus orígenes un pequeño blindado …