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¿Cuándo nació el primer blog gastronómico?

La historia de la cocina italiana se ha desarrollado ininterrumpidamente durante siglos, en nombre de la continuidad pero con continuos ajustes y adaptaciones, y también puntos de inflexión de cierta importancia. Uno de ellos fue el nacimiento en 1861 del Reino de Italia, que inició la formación de un mercado nacional, premisa de una potencial mayor uniformidad del consumo de alimentos. Sin embargo, la nueva criatura política no trastocó la cultura gastronómica del país, atestiguada desde la Edad Media según un modelo de «red» que activaba intercambios y contactos que no buscaban la aprobación de las diversidades locales, sino el intercambio de prácticas y conocimientos. . .
Pellegrino Artusi interpretó perfectamente este carácter original de la cultura italiana cuando, en las décadas siguientes a la unidad, planeó escribir un libro de cocina que de alguna manera ha promovido la unidad nacional y el intercambio de conocimientos diferenciados localmente. También fue, a su manera, un proyecto político. No codifique, describa, diga. Reunir recetas de diversos orígenes, asumiendo la diversidad de costumbres locales como elemento fundacional de la identidad nacional. Promocionar la riqueza de este patrimonio colectivo, respetando las diferencias y los gustos. Proporcionar reglas e instrucciones esenciales, pero en un ambiente de gran libertad. En perpetua apelación a la imaginación y la libertad de quienes usarán su libro de cocina, Artusi tiene un ojo en la cocina familiar, un punto fuerte de la cocina italiana y reina (por definición) en la variabilidad de los gustos. Pero este enfoque adquiere entonces un valor general: «No me reproches», escribió, «si en estas sopas suelo señalar el olor a nuez moscada». Me parece que todo va bien; si no te gusta, sabes qué hacer ”. Como para decir: lo que no te gusta, cámbialo.

La ciencia de cocinar y el arte de comer bien nacieron en 1891. Artusi, ante la desconfianza de los editores, decide imprimirlo a sus expensas vendiéndolo por correo desde su casa de Florencia. El mecanismo no solo funcionó, sino que dio resultados inesperados, dando lugar a una denso intercambio de correspondencia entre el autor y sus lectores (principalmente lectores) que, abrumado por sugerencias, aclaraciones y propuestas, le permitieron ir aumentando, edición tras edición, el número de recetas, que veinte años después, a la muerte del autor, casi se había duplicado (de 475 iniciales a la 790 final). Esta naturaleza interactiva de la operación me llevó a definir Artusi el primer blogger de comida de la historia.

Es fácil entender que la cocina romana, emiliana y toscana tiene un lugar de honor en el manual, dada la experiencia personal del autor, nacido en Romaña (1820, Forlimpopoli) y adoptado florentino (desde 1851). Pero gracias a la red postal, incluso lugares lejanos como Sicilia han conseguido entrar en la colección, que por ello, a pesar de la muy fuerte personalidad de Artusi, acabó convirtiéndose en una obra colectiva de familias italianas – lo que explica en gran parte su rotunda y rotunda éxito duradero.