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Azufaifo, que son y como se usan en la cocina

Verdes con sabor a manzana o bien escarlata y dulces como un dátil, las azufaifa son una panacea y son tan buenas que se han vuelto proverbiales.

Frutas como ciruelas, manzanas rojas, biricoccoli, membrillo, azufaifo, níspero, morera, cornalina, madroño. Y siempre y en todo momento verduras como ramolacci, cardos y alcachofas de Jerusalén. Bastante gente jamás los había visto, mas hasta hace unas décadas estos comestibles eran muy habituales, tanto que subsisten en ciertos modismos, como «Ir en caldo de azufaifo». Y empecemos por lo último, por el hecho de que dar una «cara» y un sabor a estos términos algo olvidados.

Giuggiole, la fruta que viene de lejos

En el caso de las azufaifa, la razón de su extrañeza es que no hay cultivo intensivo de la misma y la producción se restringe a un ambiente familiar. El nombre científico del azufaifo es Zizyphus y viene de lejos. El árbol ha de ser nativo del norte de África y Siria, y desde allá halló buena suerte y un tiempo favorezco en Asia, en especial China y también India. En Italia, no obstante, sucedió con los romanos que lo llamaron Zizyphus, en verdad.

Propiedades de las azufaifa

La planta puede subsistir a inviernos duros, con temperaturas muy bajo cero, mas es al final de un bello verano caluroso que da frutas exquisitas, ricas en vitamina C y idóneas para prepararse para las enfermedades del invierno. Además de esto, merced al alto contenido de flavonoides y glucósidos, regulan la presión arterial, al paso que la concentración de antraquinonas proporciona a estos productos prudentes propiedades laxantes.

Giuggiole o bien dátiles chinos

Si se cosechan cuando todavía no están absolutamente maduros, los azufaifos son verdes (semejan aceitunas) y saben a manzana. Por otra parte, cuando se completa la maduración, aceptan un tinte escarlata y el sabor es de manera decidida más dulce, afín a una fecha (tanto es conque el árbol asimismo tiene por nombre «data china»).

Con caldo de azufaifo

Se puede consumir fresco, recién recogido, o bien tras unos días, marchito y, por consiguiente, más blando mas con un sabor más fermentado. Es genial para mermeladas y almíbares, y apreciadísimo cuando se guarda en alcohol. y naturalmente cuando se emplea para caldo de azufaifo, un licor propio de Arqua Petrarca en la provincia de Padua.