Unámonos a las celebraciones del mil seiscientos aniversario de la fundación de la urbe de Venecia # Venezia1600
veinticinco de marzo de dos mil veintiuno, Venecia cumple mil seiscientos años. Los celebra en un instante muy singular de la historia, en la mitad de una pandemia que ha detenido al planeta desde hace un año, y , apabullada por veinticinco millones de turistas, por navíos insignia más altos que el campanario de Piazza San Marco, ha hallé silencio. nuevamente, el acento del dialecto, los remeros en la laguna. Ha recuperado su esplendor surrealista, con agua en vez de calles, sin turismo, bici o bien scooter. Y ahora, sin las idas y venidas de los buses acuáticos, aun los delfines han regresado al Gran Canal. En suma, en su honorable edad, Venecia es más hermosa que jamás, y está ya lista para festejar su esencial aniversario a lo largo de un año, hasta el veinticinco de marzo de dos mil veintidos, con un rico programa de acontecimientos, y con sus amigos más cercanos: sus habitantes, aún locamente enamorado de su Sosiegue, y otros pueblos amigos, que a lo largo de años han mantenido relaciones con Venecia. Como explica el regidor Luigi Brugnaro, va a haber celebraciones extendidas que se extenderán desde los U.S.A. hasta el Lejano Oriente hasta todas y cada una de las urbes italianas que aún se sienten idealmente vinculadas a Venecia en nuestros días.
Venecia, para ser franco, no puede aguardar a regresar para dar la bienvenida a sus viajantes, mas, afirman todos y cada uno de los lugareños, debemos comenzar nuevamente de una forma sustentable. Una propuesta interesante viene de Toto Bergamo Rossi, arquitecto técnico y directivo de Venetian Heritage, una fundación no lucrativo que anualmente colecta cerca de dos con cinco millones de fondos para la salvaguarda, restauración y puesta en valor del enorme patrimonio histórico y artístico de la Serenissima. La idea sería administrar Venecia como el Louvre, con una administración capaz de supervisar el número de turistas, imponiendo una reserva obligatoria, en verano, para eludir la invasión.
De hecho Venecia es un museo, con un patrimonio artístico, arquitectónico y cultural de mil seiscientos años, bien preservado y abierto al público. Para contemplar con el mayor respeto, mas asimismo para saborear, en las terrazas de los hoteles de mucho lujo (tomar una copa en Gritti y St Regis o bien comer en el jardín del Belmond Hotel Cipriani), en restaurants tradicionales (a los venecianos les chifla ir a comer en Antiche Carampane, por servirnos de un ejemplo) o bien tomar una sombra de vino y cichetto (traducimos: vino y bocadillos) en la zona de Erbari o bien, de nuevo, navegar en la laguna a bordo del Oedipus Re, el navío en el que navegaron Pier Paolo Pasolini y Maria Callas: el día de hoy, restaurada, organiza jornadas entre islas, con talleres sobre productos habituales y la cocina 2 estrellas Michelin de Donato Ascani.